28 diciembre 2006

Disfraz navideño

El niño de tres años les dice a sus padres, a las once de la noche, que al otro día debe ir al colegio disfrazado de castor para el show navideño. Los papás entran en pánico y empiezan a llamar a familiares y amigos: primero para definir cómo diablos es un castor y luego para "recolectar" los materiales. La abuelita cede su abrigo blanco y el tío su cinturón de cuero. Durante toda la noche trabajan en la elaboración del disfraz. Y cuando creen que está listo, descubren que le hace falta la cola. Despiertan a una vecina a las dos de la madrugada quien, en vez de tirarles la puerta en la cara, les da una buena cantidad de lana. ¡Lo logran!. Al día siguiente está listo el disfraz con cola y todo. A pesar de no haber podido cerrar los ojos en toda la noche, los padres están felices. Para que no se le dañe el disfraz deciden llevar a su hijo en vez de que tome el bus habitual. Lo sientan en la silla de atrás, le ponen el cinturón y arrancan. Una cuadra antes de llegar al colegio el niño empieza a tararear una canción:-


Los castores de Belén, vienen a adorar al niño...